
¿Qué pasa? Semanario independiente
año 10, número 512 · Madrid, 20 octubre 1973 · 20 páginas
¿Europeísmo? ¿Europeizarnos?... Que hable Marañón
Por Menchaca
Sí, Marañón, el que con otros nos trajo la República y el que con otros nos dijo recién puesta de largo la niña: «No es eso, no es eso.» No previó (?) lo que tenía que ser.
Que hable Marañón, nada sospechoso para tantos intelectuales, que yo calificaría de «extremistas», aunque encasillados en el centro (?), para los cuales el insigne médico, científico e historiador, es un símbolo y un oráculo.
Pues Marañón, en la conferencia pronunciada en Montevideo 14 de abril (coincidencia) de 1937, por lo tanto en plena guerra de España —dato que forzosamente ha de subrayar y valorizar sus palabras—, hablando del padre Feijoo, y en el apartado el alma de las edades, dice lo siguiente:
«España es como es. Y es un error contumaz el querer vestirla con patrones de fuera. La transformación de la sociedad de aquel siglo, que Francia hizo a la francesa, con su revolución, no se podía hacer, entre nosotros, más que con modalidades españolas, y, por lo tanto, cargadas de tradición. La tradición en los pueblos de nuestra raza no es ancla para el progreso, sino motor. Feijoo supo, hermanar el aire vivo del ímpetu renovador, con la serenidad del pasado: que es también creador en un pueblo hecho de historia densa, como España. Y el fracaso de España en la primera mitad del siglo XIX, del que son expresión sus guerras civiles, se debe, casi exclusivamente, a la reiterada estupidez con que la mayoría de sus progresistas quisieron despañolizar el progreso» (subrayamos nosotros).
Y puestos a citar a Marañón, añadamos lo que dijo en la misma conferencia (muy oportuno hoy), hablando de la desastrosa situación de nuestras-Universidades del siglo XVIII: «... como Torres de Villarroel, en un concurso público, que terminó con una apoteosis estudiantil del audaz aspirante (apoteosis) que da la medida del nivel intelectual y moral de los descendientes de los gloriosos alumnos salmantinos de los siglos de atrás, y que demuestra también que el estudiante es siempre, dígase lo que se quiera, el peor juez de los profesores.» (También subrayamos nosotros.)
Pero claro, aquí pasa como en nuestro clero y teologado progresistas, que... mucho ampararse en el Evangelio; mucho sobarlo y resobarlo, y sobar con él a los demás; pero sólo con los pasajes que les conviene, sacándolos del contexto de todo el conjunto dígase otro tanto de todo el Nuevo Testamento. El viejo, del principio al fin, aún les conviene menos. Se habla del pecado original, de guerras santas, etc.
Sí, Marañón, el maestro a quien hay que poner sobre las nubes porque se lo merece; pero sólo cuando conviene. ¿Verdad que sí, señores intelectuales y periodistas, y señores o señoritas estudiantes?