¿Qué pasa? Semanario independiente
año 9, número 458 · Madrid, 7 octubre 1972 · 20 páginas
Y el "mundo occidental", ¿qué?
Por Arturo Romero
En un artículo titulado «EL MUNDO ÁRABE» —con comillas—, publicado en el núm. 455 del ¿QUÉ PASA?, P. Loidi nos ilustra acerca de que los esquemas sirven a la pedagogía a expensas de la verdad y con detrimento de la misma. Sigue diciendo que para hacerse entender pronto hay en ocasiones que suprimir detalles y circunstancias importantes, y que esto sucede con los esquemas de cualquier materia, aceptándose por todos con naturalidad. Continúa Loidi manifestando que la repetición de un mismo esquema llega a instalarlo en posiciones mentales ventajosas liara disimular su falta de respeto a la integridad de la verdad; que llega a hacerse peligroso y que de vez en cuando es bueno darle un palmetazo...
Pero este preámbulo —con el que estamos genéricamente de total acuerdo— resulta que es aplicado por Loidi, sorprendentemente mente, al mundo árabe, al que unilateralmente califica de «frase» o «esquema» incurso en los delitos de «falta a la verdad» y de «peligrosidad» tipificados en el personalísimo Código Penal Internacional de Loidi... Detalles aparte —a los que nos permitimos remitir a quienes, con espíritu imparcial, hayan leído o deseen leer el mencionado artículo—. Loidi habla de «luchas intestinas que hacen gaseosa e inaprehensible la realidad de cada uno de los países árabes». Habla también de que «esta inestabilidad afecta también a las relaciones de esos países entre sí». Por último, Loidi afirma, sin pestañear, todo lo que sigue: «...el tantas veces y tan impropiamente mentado «mundo árabe» no es ni monolítico ni poderoso, sino inconexo, inestable y débil. Ni hay que temerle excesivamente ni tampoco que valorar mucho su favor ocasional. Lo único constante en él es la engañosa brillantez de su denominación «mundo árabe»...
Tremendo. Como españoles, contando en nuestra inigualable y gloriosa tradición histórica con el inapreciable tesoro de la civilización hispano-árabe de nuestros mejores tiempos, nos sorprende sinceramente el que hoy el concepto de mundo árabe pueda ser tildado de «peligroso» precisamente por un español ¿Peligroso para España y los españoles? No tema. Loidi. Son otros los que deben temer... Nos sorprende también el que para Loidi lo único que se merece el mundo árabe sea un «palmetazo».. óQué le ha hecho ese mundo tan afín a nosotros por historia y cultura? Nos sigue sorprendiendo el que Loidi dé un giro y diga, contradiciéndose, que el «mundo árabe» no hay que temerle excesivamente... ¿En qué quedamos? Pero ¿por qué debemos temerle precisamente los españoles? Lo ignoramos, ya que Loidi no nos lo explica ni demuestra.
Con todos nuestros respetos personales, Loidi sí que se merece un palmetazo por ingratitud como español que es. En efecto, cuando va y dice que «no hay tampoco que valorar mucho su favor ocasional» —el del por él denostado mundo árabe—. olvida lamentablemente que la civilización aportada por los árabes a España —en todos los sectores del pensamiento humano y de las ciencias prácticas— a lo largo de ocho siglos, crisol de nuestro Siglo de Oro; la ayuda árabe prestada constantemente en los momentos más difíciles de la España pos-18 de julio, cuando, acosada nuestra Patria por unos imperialismos y judaismo internacionales, los nobles árabes —junto con los otros hermanos hispanoamericanos— fueron los UNICOS que la defendieron frente a aquéllos en el seno de la O.N.U.; y las permanentes relaciones políticas y económicas de casi todos conocidas..., no constituyen precisamente un «favor ocasional» que subvalorar como alegremente lo hace el bueno de Loidi.
Dentro y fuera de España, sin embargo, el mundo árabe —que hoy no es ni más ni menos que el trágico Oriente Medio erizado de problemas sin resolver, creados por el imperialismo occidental y el sionismo de Israel— constituye una perecta «piedra de toque»: todo aquel que se declara enemigo del mundo árabe se está declarando, conscientemente o no, amigo de sus enemigos: el imperialismo y judaísmo citados. Parodiando cierta conocida frase, nosotros podemos decir que «los enemigos de nuestros amigos son nuestros enemigos»...
Loidi arremente contra el mundo árabe... ¿desde dónde? Pues desde el seno del «mundo occidental», al que irrefutablmente pertenece de hecho y de derecho. ¡Ah, el MUNDO OCCIDENTAL!... Es curioso, pues ¿qué fuerza o autoridad moral tiene el «mundo occidental» de hoy para echar nada en cara al mundo árabe?
El «mundo occidental», o el «occidente cristiano», o el «mundo libre» —términos tan manidos por la Prensa dirigida— constituyen a su vez, unos perfectos esquemas mentales que están sirviendo tanto a la pedagogía escolar y universitaria como a la propaganda política, asimismo dirigida, y también a expensas de la verdad y con detrimento de la misma. Y, sin embargo, los tres esquemas o frases citados vemos cómo sona ceptados por todos los «cerebros lavados» occidentales con entera naturalidad. Pero ni el occidente actual es tal mundo, ni es cristiano ni tampoco libre.
Comparando ambos mundos, fácil es hallar una gran diferencia entre ellos. El mundo árabe, si no políticamente, sí está muy unido espiritualmente por una misma fe, por una misma conciencia de pueblo. El mundo árabe es el Islam, equivalente a nuestra antigua Cristiandad. Pero mientras que el Islam es una entidad hoy día viva y palpitante, ¿qué ocurre con la Cristiandad? ¿No es cierto y evidente que se halla dolorosamente desunida y debilitada por disensiones internas y muy graves? Pero dejemos esto. De lo que hoy más se habla en la Cristiandad es del Mercado Común, de la lucha de clases, de la tecnocracia coyuntural, del deporte intensivo y de los placeres. Se habla y se actúa. Materialismo puro todo ello.
Loidi critica al mundo árabe de «luchas intestinas». ¿Y las del Occidente, con ese Ulster —citemos sólo este ejemplo—, donde se están matando a diario y mutuamente católicos y protestantes? Loidi critica al mundo árabe de «inestabilidad». ¿Y la del Occidente, sacudido de continuo con toda clase de fluctuaciones, tensiones y crisis económicas y políticas? Loidi critica al mundo árabe de no ser monolítico ni poderoso, sino inconexo y débil. ¿Y qué decir de nuestros atomizados y enfrentados países de! «mundo occidental» respecto a los monolíticos y poderosos bloques soviéticos y chino comunista? No critiquemos ni, menos aún, nos refocilemos de la desunión de los demás desde nuestra propia desunión occidental, que no sólo es política y económica, sino Sobre todo espiritual, cosa que no le ocurre al mundo árabe.
Dice Loidi, sin un ápice de caridad cristiana, que lo único constante del mundo árabe es la engañosa brillantez de su propia denominación. ¡Desgarrada comparación! Sin embargo, amigo Loidi, al menos brilla, y no engañosamente, sino orgullosa y honradamente.