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¿Qué pasa? Semanario independiente

año 8, número 374 · Madrid, 27 febrero 1971 · 20 páginas

 

El Hombre Hispánico

Por Rafael Gil Serrano

Es cual árbol plantado junto a las corrientes de las aguas, que ofrece el fruto a su tiempo. (Salmo 1, 3.)

Si admitimos que la Divina Providencia del Creador ha dispuesto la realización por España de una Misión trascendental en el Mundo, y que para ello eligió un territorio de características adecuadas —la Península—, a fin de que en él y desde él pudiera forjarse primero, y lanzarse después, el Pueblo realizador de aquella Misión, hemos de admitir también que el Señor dotó a los Hombres de este Pueblo de los elementos esenciales que para su finalidad providencial, dentro de la colectividad humana, se requerían.

En efecto; al examinar el Temperamento Español y sus notas distintivas podemos observar en él que su potencialidad pasional y su riqueza de matizaciones lo hacen aptísimo para la realización de empresas humanas de extraordinaria importancia.

Ahora bien, como la potencialidad pasional es ciega y, por ende, sujeta a desviaciones que en determinadas ocasiones pueden ser catastróficas, necesita dicho Temperamento ser conducido por otra potencialidad superior y consciente que domine cuando hay que dominar, que empuje cuando hay que empujar y lance cuando hay que lanzar; pero que frene cuando hay que frenar y dirija y encauce en todo momento. Esta potencialidad superior es el CARÁCTER.

El Carácter, siguiendo la etimología de esta palabra —del griego charasso, grabar—, significa lo grabado, lo esculpido; es decir, el modo constante de obrar del individuo ante la realidad vista bien, por razones intelectivo-volitivas.

Dos son las notas esenciales del Carácter tipo:
1.º Visión perfecta de la realidad.
2.º Pleno dominio del psiquismo superior sobre el inferior.

Ese Carácter tipo, con sus dos notas esenciales, cuando se da en el Hombre Español constituye el CARÁCTER HISPÁNICO.

Y en verdad que lo superior intelectiva-volitivo encaja de manera admirable sobre el armazón de lo inferior sensitiva-afectivo- es decir, en lo temperamental hispano.

Y como lo superior no está en el Hombre de mero adorno, sino que tiene la finalidad de gobernar lo puramente sensible e instintivo, de ahí que cuando en el hombre español lo caracterial —con la plena visión de la realidad objetiva— impone su criterio a lo temperamental, es entonces cuando esto último adquiere una forma de vida humanamente perfecta, puesto que es conservado, regido y elevado a la plenitud, con lo que puede así realizar su fin.

Pues bien; cuando todo ello se da en el Hombre Español, entonces éste es EL VERDADERO, EL AUTÉNTICO HOMBRE HISPÁNICO.

Rafael GIL SERRANO, Director Central de la H. de Campeadores Hispánicos.

 
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