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¿Qué pasa? Semanario independiente

año 7, número 332 · Madrid, 9 mayo 1970 · 24 páginas

 

Caridad con las personas, ¡SÍ! Glorificar la apostasía, ¡NO!

Por Marcelo Torrella

Siempre que leo que un sacerdote se ha secularizado y se ha casado siento pena y tristeza, porque me imagino a Cristo abandonado por uno de los «suyos». Hoy día se nos quiere presentar este hecho, insólito en la Iglesia, como algo natural, y con la capa de caridad se nos quiere arrancar un sentimiento de simpatía y comprensión hacia aquel que ha abandonado sus Votos para entregarse a unos deseos carnales a los cuales un día renunció para siempre. Yo creo que nuestra actitud ante un Ministro de^ Dios que «cambia» de estado ha de ser la misma que tuvo Jesús en idénticas circunstancias. Jesús tuvo siempre mansedumbre y caridad con el pecador y profunda tristeza y pena ante la persona que le abandonaba, pero jamás aprobó su conducta y su falta.

El caso más significativo y parecido al sacerdote que abandona sus Votos cometiendo una infidelidad con el Señor, es el del apóstol de la terrible defección. Jesús extrema su caridad: lo llama «amigo», le lava los pies como a los demás Apóstoles, quizá le dio también la Eucaristía..., y, sin embargo, Jesús no atenúa su pecado y afirma: «Uno de vosotros me hará traición esta noche.» «¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?» El Sacerdote que ha sido escogido por Jesús para ser su Apóstol..., que un día hizo Voto solemne de castidad para no vivir más que para Jesucristo, ¿no le abandona también para unirse a una criatura quebrantando el Voto que un día libremente hizo?... Yo lo comparo con un casado que abandona su mujer para unirse con «otra»: es un «adúltero», según frase de Cristo, porque ha roto la promesa solemne que un día dio delante de Dios y fue sellada por el Sacramento del Matrimonio... Así hace aquel sacerdote es un adúltero, porque un día se «casó» con Dios y ahora lo abandona para seguir a una mujer.

Creo que decir las cosas claras no es faltar a la caridad, porque así nos lo enseñó nuestro divino Maestro, y no creo que Él faltase a la caridad, más bien creo que faltan a la caridad los que obrando así dan verdaderos escándalos al pueblo de Dios, y los que publican esas noticias proponiéndolos como héroes o seres maduros y consecuentes con las ideas modernas (!).

Pena sí, tristeza también nos han de infundir esos pobres sacerdotes que mancillan su sacerdocio y abandonan a Jesucristo. Pero simpatía y comprensión irenista, no. Lo que hemos de hacer es rezar mucho por esos «infelices» que han sido infieles a sus compromisos, para que vuelvan otra vez a encontrar la verdadera dicha y felicidad que sólo se halla en Dios.

 
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