¿Qué pasa? Semanario independiente
año 5, número 220 · Madrid, 16 marzo 1968 · 24 páginas
Los nuevos mártires
Por J. Ulibarri
El «aggiornamiento» postconciliar nos había deparado «los nuevos curas», y ahora vienen «los nuevos mártires». Esto coincide con el momento en que el Kremlin, envalentonado, avanza un paso más y cambia su campaña pacifista por otra en favor de la violencia a su servicio.
Los reverendos padres jesuítas de la Casa de Escritores de la Compañía, calle de Pablo Aranda, 3, Madrid, redactan la revista «Mundo social» y con una colección de sus textos hacen además una separata llamada «Servicio de los pobres». La correspondiente al último febrero ha escogido unos que, por lo visto, tienen mucho interés en difundir entre los pobres. Con la técnica clásica de tirar la piedra y esconder la mano, se limitan a difundir, sin comentario alguno, unas noticias de «Informations Catholiques Internationals», revista relacionada con la organización Pax y relacionada a su vez con el comunismo polaco, como es de sobra sabido. Van en una página coronada por una mancheta de la Redacción que dice: Oremos por el «Ché», mártir de América... y cerrada en su pie por esta frase de igual procedencia: La violencia es mejor que el pacto con un orden social injusto. Por supuesto que estamos muy de acuerdo con esto último, tan favorable a nuestros mártires de la Cruzada. Pero no con la intención ni con la alusión que se desprende de estar en el contexto de las noticias, que dicen así:
«El doctor Illia, antiguo presidente de la Argentina, está de acuerdo con dom Helder Cámara en la petición de oraciones para el «mártir de América» («Che» Guevara): esta actitud le parece estar en la línea del mensaje al Tercer Mundo, firmado recientemente por 18 obispos, entre los cuales está don Helder (I.C.I.,301.21)».
«Tres héroes latino-americanos, G. Brasil. —En el «journal Do Brasil» Alceu Amoroso Lima, miembro de la COMISIÓN PONTIFICIA «Justicia y Paz», ha hablado de Camilo Torres, de Regis Debray y de «Che» Guevara: «Puedo alabar, sin miedo alguno, el heroísmo de estos tres hombres, poco comunes —un sacerdote, un filósofo y un médico. Porque, aunque mientras más veo la violencia más la repruebo y más la detesto como método de cambio social y de progreso; sin embargo, hay una cosa que no puedo ni se puede negar, y es lo que estas víctimas de la violencia representan en nuestra época de pragmatismo tecnológico: representan no solamente un ejemplo de aquello que existe más puro en la naturaleza humana, a saber, la capacidad para sacrificarse por una causa justa, sino también un testimonio desesperado de la dignidad humana, contra el pesimismo, contra la falsa felicidad y contra la injusticia de la civilización, contra la prosperidad fundada sobre la injusticia». Un poco más adelante dice: «El sentido de la muerte que tienen los santos y los héroes reside precisamente en que el sufrimiento y la muerte tienen un sentido. Morir para una causa justa, aunque esto ocurra al acudir a métodos violentos condenados, tiene más valor' que el pactar con los defensores de la peor de las violencias, esto es, aquella que se presenta bajo la máscara de la paz, de la legalidad y de la democracia, pero que, de hecho, es la causa de un orden social injusto (ICI. 301. 21)».
El subrayado de «Comisión Pontificia» es nuestro
Con este motivo agradeceríamos vivamente a culquier persona alguna pista acerca de la marcha de los diversos procesos de beatificación incoados a los eclesiásticos seglares asesinados por los rojos en 1936-1939.