
¿Qué pasa? Semanario independiente
año 4, número 207 · Madrid, 16 diciembre 1967 · 24 páginas
De ronda por España: Oviedo
Por Máximo González del Valle
Batislerio redondo de la raza
sobre el río agareno. Cuna y trono
de la fe renacida. Antifonario
de España desposada con su estrella.
Trozos de ese gigante batisterio
la dura Catedral con sus alardes
de lúpulo crecido, hacia los astros
y de flecha clavada en sus incendios.
Detalles de esa pila de la estirpe
Santullano, San Miguel de Lillo,
la impar Santa María de Naranco:
piedras con cabalismos earismáticos,
silencio con rumor de apocalipsis,
rocas con alma y corazón profélicos.
Trono y columna de la realeza
que en Pelayo reinicia su destino;
vientre de dinastías;
crisol de caballeros y de místicos.
Para un trono tan duro, la ternura
del musgo y del orballo,
la flor de las eternas pomaradas,
las puntillas del Nora y del Nalón.
Panteón de una bélica progenie
que no detienen ni la mar ni el risco,
llegando hasta Sevilla y dos Américas
sobre un vuelo de furias y de rezos.
Oh, la Cámara santa:
con bálsamo de huesos de adalides,
con mazorcas de carne martirial,
con luz y versos de resurrección.
Relicario en el verde camafeo
de montes que se cuelgan en las nubes:
reliquias godas, visigodas, celtas,
pasos, besos, arrugas de la raza.
Cátedra del latín y el castellano,
donde el bable en zureo y relinchido:
ciencia creando ciencia
donde todo el paisaje es poesía.
Vieja Universidad,
con la conciencia de cerebro y ápice;
en ]os patios, la sombra de Valdés,
sombra inquisitorial que mana luz.
Madre Universidad
que a la Asturias viril, cerril, indómita,
das entrañas de madre y brazo abierto
de jarcias y de velas sobre el mar.
Jardín, jardín eterno:
las rosas, codo a codo con la nieve;
la adelfa, mano a mano con la bulla;
los geranios, señores del espacio.
Llores por todas partes:
las piedras hechas flores,
las aguas hechas flores,
las nubes y las noches hechas flores.
Calle alegre de Uría,
calle de San Francisco, toda calle:
cuajarones de flores,
batalla de raíces y capullos.
Y en la eterna marea de las flores,
pensando, sonriendo,
Mella, Jovellamos,
Campoamor.
Solar y fragua viva de linajes:
los González del Valle, los Quesadas,
los Valdés, los Oviedos, los Argüelles,
bosques de nombres para el romancero
Bodega colosal. Sidra amarilla,
sidra que espumajea como un loro,
sidra que sube como los azores,
sidra con sangre d.e la estirpe astur.
En la sidra, el perfume y el bullicio
del agro, de la mina y la cabaña;
y el cielo azul y gris, un cáliz de ágata
para escanciar tu sidra chorro a chorro.
Oviedo, noble Oviedo, Oviedo santa,
no precisas juglares que te canten.
La Santina y Pelayo, desde lejos,
te confirman la alcurnia y la belleza.