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Boletín de Prensa Comunista

n.° 585 · 5 octubre 1967 · 65 páginas

Oficina de enlace del Ministerio de Información y Turismo de España

 

Índice de materias

I. España

El franquismo, enemigo de la seguridad europea (Radianska Ucraina, Kiev, 23.8.1967), 2

Un tren llamado franquismo (Tiempos Nuevos, Moscú, n° 36, 6.9.1967), 6

Los comunistas españoles contra las elecciones de España (Tiesa, Vilna, 12.9.1967), 11

Madrid acepta la resolución adoptada por el Comité de los “24” (Munca, Bucarest, 17.9.1967), 13

Comedia en tres actos en Madrid para renovar las “Cortes” (L'Humanité, París, 20.9.1967), 15

II. Hechos y actividades
  Actividades del comunismo internacional

Difícil estrategia del P. C. de Israel por la unidad de clase entre árabes y hebreos (L'Unitá, Roma, 14.9.1967), 20

  Política internacional

¿Como hacerse dueño de su propia casa? (Pravda, Moscú, 19.9.1967), 24

Discurso de Kosiguin en el banquete dado en honor del Primer Ministro turco, Suleuman Demire (Radio Moscú, 21.9.1967), 36

  Mundo soviético: la vida cotidiana

La última entrevista con el difunto Erenburg (Komjaunimo Tiesa, Vilna, 5.9.1967), 38

  Comunismo en China

La China actual, consecuencias de la revolución cultural (Morning Star, Londres, 12.9.1967), 43

III. Cuestiones ideológicas

La ideología de la reacción militante (Krasnaya Zvezda, Moscú, 17.9.1967), 51

IV. Comentarios

Quiénes son los enemigos de las negociaciones de Ginebra (Izvestia, Moscú, 19.9.1967), 55

El franquismo, enemigo de la seguridad europea

(Por Eusebio Cimorra)

Radianska Ucraina
Kiev,  
23.8.1967  

A los diplomáticos franquistas les guste hablar sobre el significado estratégico de España, llamándole “la Puerta de entrada a África”. Hacia esta “puerta” desde hace mucho tiempo están dirigidas las mirados de los grandes tiburones imperialistas, que intentan transformar e España, en general y a toda la península Ibérica en un “tablero de ajedrez” en el que se pudieran crear cómodas posiciones y jugadas para futuras aventuras bélicas. Hoy día en España las figuras del ajedrez son movidas sobre todo por los Estados Unidos. Otra mano hábil en este juego es la República de Bonn.

Una de las principales bases de la tristemente conocida VI Flota de los Estados Unidos está situada en el puerto español de Rota. Los barcos de esta flota a veces visitan otros puertos mayores como el de Barcelona y Valencia. Ahora ya no es un secreto, que desde Rota los buques americanos de guerra en junio salieron de manera visible y ostentosa al mar, para encender y suscitar la agresión israelita contra los países árabes. El Gobierno de Madrid, naturalmente se olvidó de mencionar esto en su misteriosa nota llena de declaraciones sobre la “tradicional amistad”, enviada a los países árabes en relación con el conflicto en el Cercano Oriente. Los pueblos árabes

tienen sobradas razones para aceptar con sospecha la “amistad” que proponen los franquistas. El comité ejecutivo del Partido comunista en España, poniendo en descubierto el doble juego que realizan los políticos franquistas en relación con la crisis de Oriente, con toda razón demostraba en su declaración: “No se puede ser a la vez cómplice del asesino y amigo de la víctima”.

La crisis en el Cercano Oriente agudiza la situación internacional. Y está en relación directa con la seguridad europea, ya que el mundo es indivisible y todos los acontecimientos que en él se dan cita se encuentran relacionados unos con otros.

La guerra criminal de Estados Unidos en el Vietnam, la egresión de Tel-Aviv contra las naciones árabes, la actual intervención americana contra la República Dominicana, las provocativas actividades de los imperialistas contra Cuba, las reacciones conspiradoras y revolucionarias en muchos países de América Latina –todo esto constituye los eslabones de una única cadena, forjada por las fuerzas imperialistas de los Estados Unidos– encarnizados enemigos de las naciones del mundo amantes de la libertad. Dentro de Europa, estas fuerzas reaccionarias encuentran su apoyo en el gobierno de Bonn, que exige continuamente la revisión de las fronteras establecidas después de la guerra.

Los imperialistas americanos han creado en Europa Occidental un número no pequeño de bases militares. España es uno de los principales puntos estratégicos, en los que se apoyan los agresivos planes del Pentágono. Hace poco en una de estas bases –en Zaragoza– los americanos han llevado a cabo la operación llamada “El investigador progresivo”. Los jefes de guerra americanos y españoles no sin fanfarronería han declarado, que en el periodo de la postguerra esta ha sido la mayor operación de la aviación. En ella han tomado parte activa las tropas paracaidistas trasladadas de las bases americanas de Alemania Occidental y también un cierto número de tropas militares franquistas. De acuerdo con los planes de estos, que dirigían las operaciones de los paracaidistas, la operación tenía como fin primordial el de demostrar la fuerza militar de los Estados Unidos de cuyo carácter agresivo de su política no se puede dudar.

En la base de Torrejón de Ardoz, no lejos de Madrid, suenan los motores de los bombarderos B-52, similares a los que siembran la muerte en el Vietnam. Puntos americanos de apoyo existen también en Morón, Sanjurjo, y Valenzuela, puertos situados en el Sur de España.

Franco flirteando con Washington, con el que ha firmado un acuerdo militar bilateral, no se olvida de sonreír a Bonn. Y a su vez Bonn no se aparta de su compañero mayor. Los especialistas de Alemania Occidental toman parte en las investigaciones del uranio ibérico. Las Compañías de la República Federal Alemana han tomado las riendas de las empresas químicas españolas y la mayor parte de la industria eléctrica.

Semejante política de manera clara se opone a los principales intereses del pueblo español. En la Conferencia de Comunistas y de los partidos de obreros en Karlovy-Vary, ha hablado, sobre este problema la delegación de nuestro partido comunista. ¿Qué significa España para la seguridad Europea? “La contestación a esta pregunta, –dijo en la conferencia el jefe de la delegación del partido comunista de España, Dolores Ibárruri– la de la política agresiva de los Estados Unidos, a los que la dictadura de Franco da posibilidades sin límite. Ninguno nación europea se ha atrevido a dar tales pasos, como lo ha hecho Franco a favor de los imperialistas americanos, a cambio de que aquellos le ayuden a conservar su régimen de dictadura”.

Claro, no solo los comunistas se dan cuenta del peligro que representa para España y para Europa en general el régimen franquista, que se apoya en el arsenal atómico americano, sobre todo en los “polaris”. Entre la gente de distinta clase social, incluyendo a los progresistas católicos, crece la seguridad de que España puede y debe quitarse de encima su dependencia de América y llevar una política independiente de neutralidad, sin la que no se podrá renovar de forma completa su soberanía. La lucha de los pueblos por eliminar la tirantez en Europa, por el saneamiento del clima internacional, pone en actividad a mis compatriotas. Hace poco tuvieron lugar en Barcelona y en Madrid manifestaciones contra le sucia guerra de los Estados Unidos en el Vietnam. “Americanos, fuera del Vietnam”. Estas exclamaciones de los jóvenes españoles se completaban con la exigencia de “yanquis fuera de España”.

Actualmente la lucha contra la dictadura franquista es a la vez la lucha por arrancar del país la carroña militar americana. Las bases militares extranjeras en España no le darán seguridad. Por el contrario, ellas constituyen un continuo peligro no solo para España sino para todo el continente.

La seguridad de España es inseparable de la común seguridad europea. Nuestro pueblo comprende bien que Europa unida entre sí por la confianza, por el mutuo respeto y por la colaboración de todos los pueblos, que la Europa que lucha por la liquidación de todas las bases militaros extranjeras de los territorios ajenos –por un lado, y el franquismo por otro– son incompatibles. Esto no puede dejar de comprenderlo el mismo Franco. Como al fuego le tome la colectiva seguridad de Europa y lucha contra ella, con la fe y con la verdad sirve a su dueño en Washington y a su mandatario en Bonn.

I.B./mrb.  

(páginas 2-5.)

Difícil estrategia del P. C. de Israel por la unidad de clase entre árabes y hebreos

L'Unitá
Roma,  
14.9.1967  

Coloquio con los camaradas Ehrlich y Khamis de la oficina política.

Con los camaradas Ehrlich y Khamis (el primero hebreo, el segundo árabe), de la Oficina política del P.C. de Israel –que han estado en Roma en los días pasados– hemos pasado algunas horas entreteniéndonos fuera de los límites de una entrevista formal acerca de la situación determinada por la agresión israelita contra los países árabes y sobre las perspectivas que se ofrecen a la lucha política democrática en el interior de Israel. Después de la entrevista concedida a nuestro periódico el 14 de julio por el Secretario General del P.C. de Israel, Meir Vilner, la conversación con los camaradas Ehrlich y Khamis ha permitido ulteriores aclaraciones que nos han ayudado a profundizar en el cuadro y en los términos de la compleja situación interna de Israel.

El camarada Ehrlich nos ha ilustrado ampliamente los efectos graves que la agresión antiárabe –y el fulminante triunfo militar conseguido por Dayan– determinan en Israel, favoreciendo una explosión nacionalista en ventaja de la parte más reaccionaria de los grupos en el poder. Como es sabido, se ha constituido en Israel pocos días antes de la agresión, un gobierno de “unidad nacional”, que comprende un representante del Partido Herut de extrema derecha, Menahem Begin, como ministro sin cartera, el liberal de derecha Joseph Sapir, también ministro sin cartera, y sobre todo el General Dayan, Ministro de la Guerra. Los socialistas (Ahdut Ha'avora y Mapam) y los laboristas (Mapai) han llegado al término de una evolución que ha durado veinte años a confundirse prácticamente con la derecha, y sobre todo con los intereses del gran capital internacional. El Partido comunista ha permanecido sólo en la oposición: disminuido por desgracia hace dos años, en agosto de 1965, por la defección del grupo Sneh-Mikunis, que le ha costado también uno de los cuatro escaños del Parlamento.

Los camaradas Ehrlich y Khamis dan un juicio severo sobre este grupo escisionista, que ha apoyado formalmente la agresión, justificándola como “defensa” de una “amenaza árabe” con una tesis que se ha hecho ya muy difícil sostener en serio. La historia de la escisión es como siempre dolorosa, y lo es aún más porque no parece haber llevado, como en cualquier otro país donde también desgraciadamente las fuerzas de la clase obrera se han dividido, a une situación en la que una recuperación, por lo menos en el plano de la unidad de acción y de la táctica común, aparezca como posible. En Israel, sostienen los camaradas Ehrlich y Khamis, las posiciones están ya muy alejadas, y la alineación del grupo Sneh-Mikunis con las fuerzas en el poder ha sido tal, que ahora parece difícil reconocer en la actitud de los escisionistas los principios fundamentales de clase.

En la justa óptica del P. C. de Israel las orientaciones fundamentales de lucha –nos dicen los camaradas Ehrlich y Khamis– son dos: primero, la acción antimperialista; segundo, la acción por una justa solución de la cuestión palestinense, es decir, de la relación con la población árabe de Palestina, y en particular con los árabes que han sido desalojados de las casas y de las tierras y obligados a alejarse del país como prófugos. Es sabido que, sobre la base de una resolución de la ONU, estos prófugos deberían ser readmitidos y reintegrados en sus propiedades, o indemnizados, a su elección; pero es igualmente conocido que el gobierno israelita continúa ignorando y despreciando las deliberaciones de las Naciones Unidas.

Aparte los prófugos, que constituyen el aspecto más relevante de lo que se llama el “problema palestiniano”, viven en el territorio de Israel aproximadamente trescientos mil árabes, el 12% de la población total. Estos, sin embargo, son considerados ciudadanos “de segundo orden”: despojados de las tierras, constituyen en mayoría una reserva de mano de obra agrícola a bajo precio, y en gran parte (más de la mitad), viven aún en habitaciones sin luz eléctrica. Además, están especialmente afectados por el aumento de la desocupación, que en los últimos dos o tres años ha subido vertiginosamente, hasta llegar a los 100.000 desocupados.

Un porcentaje elevado de israelitas y árabes están unidos y luchan juntos en las filas del PC y también en muchos “comités” de empresa o de reparto, los verdaderos protagonistas de las importantes luchas sindicales de los últimos años. La central sindical israelita Histadrut está controlada directamente por las fuerzas en el poder, en especial por el Partido Mapai. Desde hace tiempo, esta no es ya una organización de lucha, sino que ha venido desarrollando más bien una función de trámite entre las primeras formas cooperativistas que una parte de los inmigrados había intentado instaurar en el país, y el sucesivo grupo capitalista vinculado a los centros dirigentes del imperialismo. La Histadrut por tanto no lucha contra el capital y no proclama huelgas más que cuando se ve obligada por la presión de la base. Así, la mayor parte de las huelgas habidas en Israel en los últimos años han sido “no oficiales”, es decir, no declaradas por la central sindical, sino directamente por los comités de empresa. En 1965 de 265 huelgas habidas, solamente 66 fueron reconocidas por el Histadrut, y de 93.000 huelguistas, 85.333 se abstuvieron del trabajo sin la autorización de la central sindical.

Hay en Israel 900.000 obreros en mayoría israelitas. El hecho de que éstos hayan comenzado a organizarse al nivel de empresa pera lucha no sólo contra los patronos, sino con frecuencia también contra los dirigentes sindicales oficiales tiene amplia significación. Es decir, esto significa que los trabajadores árabes en los que la conciencia de clase viene estimulada por las especiales condiciones de superexplotación en que se hallan, no están solos. Es de esta realidad de la que el PC de los israelitas y de los árabes saca su fuerza, sus posibilidades de actuación.

Los años 1965 y 1966 han sido de lucha obrera, en los que las razones de clase han comenzado a tomar cuerpo y a salir a la luz obscureciendo los mitos oficiales y el antagonismo nacional. También por esto cierta mente, los dirigentes de Israel tenían necesidad del recurso al orgullo nacionalista, de la aventura militar, de la sangre vertida. Motivos de orden interno se han mezclado así a los factores inherentes a la estrategia general del imperialismo que requerían que un duro golpe tenía que darse a los regímenes de la RAU y de Siria. También este aspecto del drama mana de cuanto nos dicen los camaradas Ehrlich y Khamis.

Precisamente el camarada Khamis nos dice, por otra parte, que en Israel viven 60.000 árabes en grado de hablar la lengua hebrea; así, aunque el PC publique ediciones en las dos lenguas, los dos grupos étnicos están en realidad mucho menos netamente separados de lo que agradaría a los gobernantes de Israel. Una inteligencia es posible, y ciertamente no puede tomar cuerpo más que en el terreno de clase. Ese es también el terreno de la realidad de Israel, vuelto más actual en los últimos años por las crecientes dificultades económicas: déficit de la balanza de pagos, excesivos gastos militares, aumento de la desocupación, salarios bajos.

El momento de la exaltación militarista pasará antes o después: se extinguiría todavía más pronto si no se avivase para dar estabilidad a un “régimen fuerte”, que tiene en su vértice a Dayan. Es ésta una perspectiva y un peligro real hoy; en la actual desorientación en la base de los partidos tradicionales de Israel no hay quizá fuerzas políticas suficientes para impedir una crisis que podría resolverse en una especie de “golpe de Estado”, dirigido a sofocar la inquietud de las masas trabajadoras y cualquier impulso que tienda a resolver en términos políticos la relación árabes-hebreos. Pero si este peligro es real, ni siquiera la eventualidad que representa podría sin embargo cambiar los términos objetivos, estructurales, de una situación que pronto o tarde deberá colocar abiertamente a los trabajadores, hebreos y árabes, en posiciones de unidad y de clase y de esta manera crear la única base posible para la solución del problema de la convivencia entre los dos grupos étnicos, para la solución de la cuestión palestiniana, para la extinción de la brasa que desde hace 20 años arde y tres veces ya ha explotado en el Medio Oriente.

S.B./mrt.  

(páginas 20-23.)

 
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