
Comunicación entre Sociedad y Estado
Número 32 · Madrid, 1962 · 84 páginas
Cultura, representación y justicia social
Sin duda, una de las cuestiones más trascendentales de la vida de un país es la concerniente a la relación que debe existir entre la sociedad y el Estado. Y es que la paz y el vigor de una nación dependen en gran medida del tipo de relación citada; exigiendo a su vez la ética y el progreso colectivo, fluidez y efectividad en el contacto de ambas entidades.
Precisamente el diálogo entre sociedad y Estado es la aspiración primera y fundamental de la concepción política democrática, la cual no debe concretarse sólo en unas elecciones o en una determinada forma de gobierno, sino principalmente en una constante y fácil participación popular en todas las tareas públicas (legislativas, administrativas, informativas...). Para ello, el uso acertado de tal participación popular implicará un nivel colectivo de educación cultural y cívica, y una situación justa y estable en su base económico- social. De esta forma el pueblo constituido en sociedad cobrará personalidad y competencia, y podrá tener responsable y fecunda presencia ante el Estado, a través de los concretos y orgánicos caminos de representación política.
El tiempo nuevo que vivimos exige una ordenación democrática «al día», útil para hoy y proyectada hacia el mañana, imbuida de las inquietudes actuales y de las realidades presentes; inquietudes y realidades que requieren, por una parte, un sistema funcional y representativo de la comunidad, y que reclaman, por otra, un eficaz poder ejecutivo que, sin menoscabar las libertades individuales, planifique el bien común e impulse firmemente la justicia social.
Este nuevo trabajo de nuestra colección aspira a presentar un haz de sugerencias y posibilidades en torno a este siempre palpitante tema de la «comunicación entre la sociedad y el Estado».